Quisiera que no desapareciera cada vez que el sol se funde con la tierra.
De tan fuerte presencia y tan efímera a la vez. Sus besos me dejan el gusto de quién ya no está, pero te marca para volver después.
Así se asoma, entre sueños de sábanas rotas bañados de perfume y besos apurados. Te deja acariciar su sombra en un arrebato de gocé que te deja las manos vacías, los sueños sin luz y la mirada cansada de no ver nada.
Pero ahí estás, así te pavoneas mostrandote en vestidos de escote profundo y desapareciendo de la fiesta antes que nadie tenga la chance de realmente beber de tu copa.
